¿Domado está el león? || Priv. Azael - Pasado

Recuerdo del primer mensaje :

Danafor, un reino realmente muy peculiar, a menos para Lucy así lo era, nunca conoció dónde es que viven las diosas, o algo así, literalmente, a los pocos minutos de nacida había dejado aquel lugar para ir a vivir a Camelot junto con su hermana y en Camelot todo era distinto, viviendo de lo más tranquilas posibles en aquel lugar que era una mezcla entre alegría y seriedad, nada del otro para muchos, pero para ella muchos años lo fue, no obstante, hoy día había tenido que dejar la comodidad y calidez de su hogar en Camelot para aventurarse en Danafor, un reino más, era de suponer, para ella peculiar porque era tan distinto a su amado Camelot, pero no tenía tiempo para ponerse a lloriquear, tenía que encontrar a su hermana. Eso nos lleva a este momento, podemos ver a una rubia de cabello corto inocente pasando por la entrada de la ciudad real.

Durante su largo vieja, si en su camino encontraba a veinte personas y las veinte necesitaban de su ayuda, se detenía a brindarles ayuda, de hecho, ese era principalmente el motivo de que en este momento, estuviera descalza andando por la ciudad real de Danafor, en el camino tuvo que detenerse a curar a varias personas, obsequió sus zapatos a quien lo necesitó, regaló la capa a quien necesitaba abrigo, y si no entregó su vestido a quien lo necesitaba, fue porque por suerte nadie lo necesitaba, de lo contrario, puedes tener la seguridad plena de que en este preciso momento estaría caminando desnuda buscando una tienda para comprar ropa.

-Di…disculpe…dis…disculpe…- La débil y angelical voz tierna de la rubia apenas y se podía escuchar, bha, realmente nadie la escuchaba, ahí estaba la chica descalza intenta hablar con las personas que pasaban en la calle principal, intentando ver si alguien se apiadaba y le hacía un poco de caso, simplemente quería encontrar un lugar para comprar unas cosas que le faltaban, pero aún más importante, preguntar por su hermana, pero nadie reparaba en ella, bueno, alguno que otro hombre sí, sobre todo al tener expuestas sus piernas y ante aquel par de atributos que sobre salían de entre el escote, pero obviamente la rubia no quería ese tipo de atención, solo quería que alguien la ayudara.

¿Qué? Seguramente para cualquier persona sería una gran sorpresa el notar la inocencia de la joven diosa, pero a veces puede ser muy simple como eso, es que, vamos, ya ni sé cuántas veces he dicho esto, pero es una bebé a comparación con la edad de otras diosas y respecto a la esperanza de vida que tienen, así que esa inocencia realmente se puede considerar la “justa” que debería tener a esa edad, así que digamos que vamos acorde.

La ilusión era notoria en todo el ser de la joven rubia, el imaginarse un mini Azael le hacía gran alegría y era casi como si no pudiera esperar por verlo, ¿te lo puedes imaginar? Un mini Azael corriendo de aquí para allá llamando mami a Lucy… seguramente sería algo que a Ageha le encantaría ver, y sí… si comienzas a pensar en esa pelirroja, seguramente la diosa se pondría sumamente triste, para su suerte, su hermana no cruzó por su mente en aquel momento, así que cuando llegaron al lugar donde comerían, todo llamaba su atención, después de todo, era su primera vez en aquel lugar, y me refiero en todos los sentidos, desde en Danafor hasta en aquel pintoresco restaurante.

No comprendió muy bien lo de invitar, y no es que sea idiota o de plano hubiera vivido recluida en una montaña como una especie de ermitaño ni mucho menos, es solo que vamos, vivió siempre con su hermana, estuvo siempre con su hermana, comía siempre con su hermana y todas las comidas eran siempre hechas en casa por su hermana, por ella o por ambas, así que eso de “invitar” no lo sabía muy bien, no obstante, de alguna forma intuía lo que era puesto que Ageha siempre le enseñó que todo lo que se quiere consumir, se paga, y el mejor ejemplo que siempre tuvo fue en el mercado de Camelot donde si querían comer un estofado o similar, tenían que pagar por todos los ingredientes para hacerlo.

-No, no, no, no, no, no, yo lo mío, no quiero que gastes de más.- No le gustaba causar problemas, le gustaba ayudar a todos, así que lo menos que podía hacer era pagar lo suyo, aunque ten por seguro que si se le da la oportunidad, termina pagando lo de todos, de eso que no te quepa la menor duda. Sin embargo, se sonrojaría rápidamente al sentir la mano del contrario, aquello seguía causándole una extraña inquietud en el corazón y simplemente se terminaba pegando cada vez más al gigantón para sentir aún más su calor, sujetar la mano del contrario y darle un suave beso sobre la misma, es que joder, estaba completamente enamorada de él y ella ni enterada.

Una bebe... es interesante mirarlo desde ese punto de vista, porque entonces ¿Todos los humanos son unos bebes en comparación a las otras razas? Bajo esa lógica obviamente que si, entonces... me vuelven a nacer algunas dudas y es que ni yo mismo soy capaz de responderlas con la suficiente veracidad, ¿Porqué existen humanos que alcanzan buenos puestos de poder? Se supone que frente a todos los demás ellos solo viven lo que equivale a un suspiro, no tienen la vida suficiente para transformarse en unos eruditos pero aun así lo hacen... ¿A poco no son un clan sorprendente? No por nada son quienes más poblado tienen el mundo y han logrado trascender a lo largo de los años dando paso a nuevas generaciones que aprenden de sus antepasados.

El proceso de “invitación”, algo bastante interesante para los humanos y así mismo importante, ellos lo hacen a diario, es un dar y recibir que crea buenos lazos entre ellos, les permite aprender de sus pares y algo mismo tiempo complementar sus sentimientos, es así como nacen parejas o hermanos de diferentes madres. Azael no se queda atrás en ese ritual de los humanos, gusta mucho de invitar a comer a las personas y es que ya te digo, él come mucho y realmente ama cuando alguien lo acompaña en ese proceso de atorarse con la comida, dar un sorbo de su bebestible para poder respirar y luego seguir atascándose como si no hubiera un mañana.

¿Como es eso que ella pagara la suyo? Un caballero de Danafor JAMÁS va a dejar que su dama gaste una sola moneda cuando él la invita a comer, ya podrá comprar lo que quiera luego cuando no estén comiendo juntos pero en este momento él paga... y solo él -Solo recibirás la paga de mi persona- Le decía con un tono bastante serio al mesero que lo observaba con una sonrisa nerviosa... venga que tenía un tipo gigante sentado frente a él, e incluso así tenía que levantar su cabeza para observarlo -¡Quiero que nos llenes está mesa de los mejores platos que tengan, y cuando nos lo acabemos, nos traes una segunda ronda!- La hermana de Azael se relamía los labios pensando en toda la comida que se iba a devorar, y mientras tanto el gigante se inclinaba para besar la comisura del labio de Lucy, suave... para luego comerle la boca mientras el mesero se alejaba dispuesto a traer las mejores delicias del restaurante.

Había un gran contraste entre ambos jóvenes, una quería pagar lo suyo y el otro no podía permitirse que aquello sucediera ni aunque la vida misma le costara… era tan caótico en la mente de la joven diosa porque ella lo que menos quería era causar problemas a quien más amaba, aunque el amor le hubiera surgido literalmente de la “nada” en aquel mismo día, pero vamos, supongo que es a lo que se le puede llamar “amor a primera vista” aunque no fue precisamente “primera vista” cuando quedó prendada de él, sino más bien por los detalles que tuvo con ella, preocuparse por su salud, su hermana, eso fue lo que verdaderamente la había enamorado y por lo que ahora menos que nunca quería causarle inconvenientes al gigantón.

La mirada se posaba fijamente sobre el joven y simplemente se veía… ¿agobiada? No, creo que esa no es la definición correcta… ¿frustrada? Puede ser, es que realmente no quería ser molestia y el pensar en todo lo que Azael gastaría al escuchar sus palabras, eso le preocupaba. -No es necesario que gastes tanto dinero en mí… no lo vale, quiero que solo te preocupes y gastes en lo tuyo.- Su voz era dulce y delicada, notoria y clara era la preocupación que en ella se mostraba, no obstante, no sabía si el mensaje había sido bien recibido pues casi al mismo tiempo que comenzaba a hablar, comenzaba a sonar un música un tanto fuerte en el lugar, era parte de la ambientación y para hacer la comida “alegre” según ellos mismos.

En un abrir y cerrar de ojos, varios meseros y hasta los mismos cocineros iban llegando de uno en uno como si de una fila india se tratase, cada uno con al menos dos o tres bandejas repletas y atiborradas de comida, pavos, pollos, cerdo, pescado, sopas, ensaladas, pastas, comida frita, rostizada, asada, panes… joder aquello era como un maldito y tremendo gran festín, un banquete digno de reyes y la mesa en un abrir y cerrar de ojos estaba que no le cabía ya ni un mísero alfiler.

Los ojos de la diosa se abrían grandes como platos y no sabía ya ni qué ver, era muchísima comida, y creía que era mucho inclusive para ellos tres, claro, no contaba que aquel par de hermanos tenían un apetito de miedo y la hermana comenzaba a adelantarse devorando uno tras uno los exquisitos platos que tenían frente a ellos; por su parte, Lucy no sabía ni siquiera si era correcto o no tomar algo de la comida, es que no más de ver tan variada y en aquellas cantidades, sentía que el hambre se le iba y sobre todo al pensar en lo mucho que costaría cubrir todo el gasto de ella.

Obviamente Azael había escuchado lo que la pequeña doncella tenía para él, venga, no importar la cantidad de bocinas sonando en los alrededores y que tan fuertes estén, él siempre va a tener oído para ella sin importar lo que este sucediendo, sin importar que tan lejos se encuentren o que tanto el mundo quiera separarlos. Lo mismo aplica para la preocupación de la pequeña, no importa si tiene que gastarse todo el oro del mundo para que ella este bien, va a buscar la forma de conseguirlo y dejarlo todo para su bienestar, ¿Qué es una decisión cargada de locura? Así es el amor mi querido lector, y Azael lo lleva muy bien cuando se trata de proteger, complacer y cuidar a quien de verdad ama.

La música invadía el lugar pero eso no evitaba que el gigante se acercara al oído de Lucy con cuidado -Solo disfruta del momento y no quiero que pienses que vas a deberme algo, simplemente lo hago para que pases un rato agradable, el oro es un bien material que poco y nada importa- Sus palabras serían suaves y al terminar simplemente esbozaría una sonrisa para observar con cariño a la pequeña que tenía a su lado… siempre buscando que si lo ve sienta una seguridad extrema y no importa si ella llega a ser más fuerte, él siempre se va a poner por delante para ser su escudo, y no, no le interesa ser superior, simplemente es un guardián.

La parafernalia del restaurante interrumpía el momento, los ojos de Azael se convertían en estrellas brillantes al ver tales delicias adornar la mesa, ¡Si! Realmente estaba emocionado por el festín con el que llenaran sus estómagos hasta que no puedan más. Su hermana no tardaba en ponerse a comer, ¿Los modales? No existen en su familia cuando se trata de atiborrarse de comida y así son las costumbres, nadie nunca las cuestionó -Toma lo que quieras, ¿Pollo? ¿Vacuno? ¿Cerdo?- Azael le indicaba los diferentes platos a Lucy para que comiera algo, todo mientras él agarraba una pierna de cerdo y la devoraba con una felicidad indescriptible… aunque sería mucho más feliz si ve a la pequeña disfrutar junto a él.

En el pequeño escenario que había en el lugar los músicos estaban con todo lo que podían entregar, la música realmente resonaba desde sus instrumentos, una música tan alegre que hacía querer pararte a bailar y es que así era, mientras unos comenzaban levantarse de sus asientos, dejaban la comida de lado y comenzaban a bailar, a otros por lo contrario, les abría mucho más el apetito, era chistoso porque tal cual lo dicho, la hermana de Azael comenzaba a comer… o mejor dicho, devorar los alimentos como si su vida dependiera de eso, cosa que, de haber visto Lucy en primera instancia, se hubiera sorprendido y comenzado a reír.

Dudó por lo alto de la música que sus palabras llegasen a su amado, no obstante, se sorprendía al escuchar sus palabras una vez que este estuvo cerca del oído de la rubia y le comenzara a hablar, la felicidad que inundó el cuerpo de la joven diosa fue realmente enorme, sabía que lo que le decían era verdad, el dinero va y viene, siempre estará ahí, peo también sabía que con eso se podía ayudar mucho a mejorar la vida de otros, así como que la escases del mismo los perjudicabas, entonces ahora era cuando nos encontrábamos con una diosa confundida y sin saber bien qué hacer o decir.

Una vez que el gigantón comenzó a preguntarle respecto a lo que podría comer, la chica solo regresó su vista a la mesa, fue ahí cuando por fin presenció la escena de la hermana comiendo y no pudo evitar sonreír, aunque río un poco al notar a Azael tomar la pierna de cerdo para comer como si nada, era divertido, por su parte, solo agarró el plato próximo a ella, era uno de fideos con salda y unas albóndigas encima. -Itadakimasu~- Tras agradecer por la comida, comenzaba a comer con ayuda de un tenedor, aunque primero probaba una albóndiga y se maravillaba ante el sabor haciendo que en sus ojos se pudieran ver casi unas estrellitas por el brillo ante lo exquisito de la comida.

Interesante, ¿Enserio quien maneja a Azael puso que en este mundo existen las bocinas? De seguro es un bobo muy particular que termino escribiendo lo más random que se le pudo venir a la cabeza para hacer un relleno que quede particularmente bonito y… espera, ¿No es lo mismo que estoy haciendo yo en estos momentos? ¡Pues venga! Mira pues si somos la misma persona, entonces… ¿Yo soy ese bobo que dio vida a las bocinas? Wooow, sin duda algo realmente extravagante que no debería existir, que por cierto no existe porque somos el staff y nuestra palabra es la ley… si claro.

Es extraño pensar en una Diosa que atesoré el dinero de esa manera, es decir, Azael no puede percibir que la pequeña Lucy se encuentra “atormentada” por los momentos de escases, y es que si lo piensas bien debería ser él, un humano, quien este realmente preocupado por el vaivén de los momentos buenos en la vida o la llegada de la poca abundancia cuando llega incluso a ser necesario dejar de comer, o comer mucho menos para simplemente “sobrevivir”. Aunque espera… ¿Azael vive eso? Realmente no, el muchacho trabaja como Caballero sin cansancio y es la misma facción la que lo alimenta en sus enormes cuarteles, así que el dinero no es algo que realmente le interese.

Los ojos del gigante humano se llenarían de emoción al ver como su doncella si le estaba aceptando la comida y mostraba curiosidad por las albóndigas que son muy deliciosas -¡Que aproveche!- Soltaba por lo alto mientras volvía a dar una enorme mordida a su pierna de cerdo, seguida de un sorbo infinito a su jarra de cerveza que tenía el tamaño del torso de Lucy… ¿Cuántos litros de alcohol se necesitaran para emborrachar a un tipo como Azael? Esa es una pregunta que acaba de invadir mi mente y es muy interesante…

Es bastante agradable para otro narrador, ¿o lector? El poder apreciar cuando alguien por fin admite ser bobo, pero ese no es el punto precisamente ahora, así que… ¿qué se supone que venía a contarles ahora? ¡Ah, cierto! Lucy entre un conflicto interno que por ni una sola alma era percibido, pero eso daba un poco igual pues al final simplemente terminaba comiendo, después de todo, estaba, tanto ella así como yo, estaba segura la chica que se terminaría llenando con solo el plato de fideos con albóndigas, así que, si lo miras en retrospectiva… realmente Azael va a gastar nada en ella a comparación de lo que gastará costeando lo propio y lo de su hermana… quién diría que lo que ella iba a consumir realmente iba a ser lo menos costoso de la lista.

Por otro lado, la música seguía sonando con fuerza y júbilo, las personas seguían bailando mientras en la mesa en la que se encontraba sentada la joven diosa, los platos desfilaban uno tras de otro, los hermanos comían a una velocidad que dios… comenzaba a creer que los estamos de los hermanos competían muy reñidamente con el estómago de un gigante cualquiera, mientras ellos vaciaban la mesa y era vuelta a llenar, con suerte Lucy lograba muy a duras penas terminar su plato de comida y quedar más que satisfecha, su única bebida todo el tiempo había sido un vaso de jugo, el alcohol no iba con ella realmente, pero eso no impedía que disfrutase de la alegría con la que otros lo consumían como era el caso de Azael y su hermana.

Un par de minutos estuvo únicamente contemplando a su amado comer tras limpiarse ella la boca y cada tanto limpiar inútilmente la boca del gigantón pues más rápido que en un parpadeo, su rostro volvía a ensuciarse por completo ante toda la comida que se atiborraba, cosa que le causaba risa Lucy, y lo más probable es que así hubiera seguido todo el rato hasta que terminase de comer de no ser porque una canción realmente alegre y peculiar comenzaba a sonar. -¡Esa canción!- Se levantaba de golpe al apenas reconocerla, era una canción realmente muy alegre y que en Camelot solían tocar muy seguido en sus tabernas, era extraño para Lucy ir a comer a esos lugares, pero en ocasiones, junto con Ageha solían ir a las tabernas a trabajar y siempre que esa canción se tocaba, su hermana la hacía ponerse a bailar con ella y bueno, en este momento era Lucy la que tomaba las manos de Azael y lo incitaba para que comenzaran a bailar al ritmo de aquella tan alegre melodía entre risas de la joven diosa.

La canción (?):

Mi querida lectora va a tener que hacer un esfuerzo enorme para gratificar al joven escritor que se encuentra llenando esta hoja de texto para complacer vuestro nivel de ir a la trama, más aún si consideramos que la motivación para escribir es nula y no sé porque aun así se está haciendo fácil narrar este corto mensaje que puede o no tener sentido, es más, hasta cierto punto me plantee repetir uno de los post anterior y usar mi poder para pasarlo por alto, pero luego dije ¡No!, no voy a fallarle a mis queridos usuarios que son jodidamente flojos y no posten nada jamás.

En los gigantes hermanos se podría sentir un leve ápice de competencia en ver quien era capaz de comer y beber más, la mujer no se quedaba atrás en cada bocanada de comida que se llevaba a la boca y los litros de cerveza que la acompañaban haciendo un efecto nulo en la cabeza de ambos, ¿Acaso el ser tan grande los vuelve inmunes? No realmente, solo que la cantidad de alcohol se ve mermada por el bolo alimenticio extremadamente denso que los jugos gástricos intentan digerir como si fuera rocas que no están hechas para un sistema humano.

Azael se sentía muy bien al estar regocijándose en muestras de cariño por parte de Lucy, y es que venga, le limpiaba la boca cada tanto y eso le permitía dar bocanadas mucho más rápido e ir ganándole a su estúpida hermana que no dejaba de mirar con alguien de “envidia” porque ella no tenía quien le estuviera limpiando la boca. Todo giraría a favor de la hermana comilona cuando Lucy terminara llevando a Azael hasta la pista de baile y… ¿Te imaginas una escena de esos dos bailando? Con un movimiento de Azael es casi seguro que la pequeña Lucy volaría por los aires y ya te digo que no es buena idea que intente aferrarse al gigantón, tú y yo ya sabemos a donde llega con su altura y estaría saludando directamente a alguien que de seguro aun no planea conocer.

¿Pero qué hablas? Siempre se le recompensa a cierto escrito por su excelente trabajo tan bien hecho, así que nada de quejas que seguramente su mujer lo ame más que nunca sobre todo sabiendo el gran esfuerzo sobre humano que ha hecho para poder complacerla y verla feliz, aunque eso no puede evitar la tristeza en su ser por saber que el ánimo no lo posee su amado… vaya pasada. Pero por otro lado más alegre y divertido, tenemos a aquel par tan singular que pasaba un momento muy grato.

Realmente era algo tan único e inigualable el ver aquella escena, o al menos para la hermana que miraba celosa a la pareja, aunque parecía ser que la suerte le sonreía una vez que la joven diosa se llevó a Azael a bailar, y es que… joder, vamos, una montaña de tres metros contra una cosita tetona que es el equivalente a su pierna… eso realmente era algo digno de ver, pero no, no lo iba a tomar de la pierna, era más, Lucy aún lo sujetaba de la mano, o algo así, realmente lo tomaba de ambos meñiques para comenzarse a mover de un lado a otro al ritmo de la música intentando hacer que el gigantón siguiera el ritmo, seguramente era algo muy cómico de ver para todos los demás pues realmente era algo muy torpe, sobre todo porque con muchísima suerte apenas y se movía, además, vamos, para que Lucy de verdad pudiera sujetar “bien” las “manos” de Azael, el chico necesitaba encorvarse muchísimo lo cual solo ayudaba a la comedia del momento.

Las risas y carcajadas con la música alegre solo eran cada vez mayor, aunque no eran especialmente de burla, era tal cual lo mostrado, una escena que les causaba mucha gracia, pero ¿tú crees que eso le molestaba a Lucy? ¡Claro que no! Ella se encontraba realmente feliz y complacida de poder bailar con Azael (o al menos lo más parecido a bailar si hablamos ya más “seriamente”). Así estuvo realmente todo el rato, sujetando los meñiques del gigantón mientras toda la pieza se desarrollaba hasta llegar al final, una vez que se terminó y pasaron a una nueva canción, Lucy solo comenzaba a reír alegre abrazando lo que podía de Azael, y sí… abrazaba la pierna del gigantón, ¡Pero de lado! Así que no andes pensando nada extraño. -Tenía muchísimo tiempo que no me divertía así, gracias.- La sonrisa que estaba plasmada en el rostro de la chica era realmente enorme y si prestabas atención, los ojos azules de la misma brillaban de tal manera que uno casi podría pensar que en lugar de ojos, tenía velas alumbrando… algo realmente perturbador, pero es que eso era cierto, o sea, no que tenía llamas de velas, sino que brillaban muchísimo, y ella no era capaz de darse cuenta, pero era aquello un brillo completamente único que nunca antes había tenido ni en sus mejores momentos estando feliz viviendo con Ageha, era una sensación y alegría que únicamente el caballero de Danafor le podía causar.