El rojo no es solo un color || Pasado - Xander

Kaynes era un lugar tan alejado y apartado de todo que joder, era muchas veces un enigma, de Danafor no conocía más que a la tremenda ciudad real y a unas personas de aquí, fuera de eso nada, no conocía a nada ni nadie de otros lados, pero ahora le tocaría conocer a este singular lugar y es que no era para menos, había escuchado sobre una cabellera pelirroja, larga y ondeante en el lugar, eso era más que suficiente como para que la joven rubia quisiera ir a investigar, en su mente, únicamente se podría tratar de Ageha, que vamos, seguramente en todo lo largo de Britannia debería de haber más de alguna pelirroja o similar, pero explícale tú eso a Lucy y hazle entender que "cabellera no es igual a su hermana Ageha", porque la verdad parecía no llegar a comprender del todo aquello.

Kaynes era un lugar sumamente especial para nuestra joven diosa pues, aunque no lo lograse recordar, y es que realmente era imposible, la única vez que había ido a aquel lugar, había sido cuando justo cumpliría su primer año de vida, sería entonces cuando su hermana mayor la llevaría de paseo, siempre había una paz absoluta y eso le encantaba a Ageha, además, era el mejor lugar para vacacionar según ella misma, todo por la simple y sencilla paz que en muchísimas ocasiones se podía respirar en el lugar, además, creía que para ser el primer año de vida de su hermanita, debería de pasarlo en un lugar realmente calmado y especial.

Caminaba tranquila por el lugar, disfrutando de la vista, aunque mucho qué ver no hubiera; buscaba entre las calles del lugar a alguien con quien pudiera intercambiar alguna palabra, pero el lugar era tan absurdamente pacífico, que realmente no se veía de momento a nadie por las calles. -Hermana…- Suspiraba sonoramente tras susurrar aquel nombre que el viento se llevaba mientras continuaba con su andar, se encontraba triste, ansiosa, un tanto insegura, pero más que nada, con un terrible deseo de ver a su añorada hermana; así continuaría vagando por las calles de Kaynes sin rumbo alguno hasta detenerse a una distancia prudente de una vieja "casa de retratos", ahí se quedaba contemplándolo, con cierta curiosidad, si bien buscaba a su hermana, le llamaba la atención aquel lugar que tenía ya más de cien años; realmente era un pequeño estudio en forma de casa donde sacaban retratos, en el interior o exterior de la casa, tenían escenarios predeterminados y te pintaban realmente bien, y por módicos precios, nunca se imaginó que luego de tantos años, aquel lugar siguiera abierto, aunque claro, imposible para ella saber que llevaba muchísimos años, pero ese era el mismo lugar donde Ageha la había llevado hace años.