El Origen de un Vicio: "No quiero un lugar al que volver..." [Pasado]

Ambiente:

El día había sido agitado. Kay estaba arrastrando un barril de cerveza amarrado de una cuerda con una gran gota de sudor recorriendo su sien hasta llegar a la mejilla, el atardecer comenzaba a mostrar un cielo anaranjado y el ambiente tenía cierto tono nostálgico. -Aaahh… Estoy cansado…- dijo el joven pelirrojo, soltando la cuerda y dejándose caer al lado del barril con los ojos cerrados, un suspiro escapó de sus labios y abrió los ojos con delicadeza hasta tenerlos entrecerrados: "-... Supongo que esta será otra noche a la intemperie. ¿Cuánto ha pasado desde que me fui? Hace mucho que no he podido hablar con alguien para algo que no sea negocios, es un poco solitario… Pero supongo que es el precio de perseguir este sueño, ¿No? Shi Ji Ji-" pensaba el muchacho mientras de su mochila sacaba una jarra de madera y la rellenaba con cerveza del barril… Pero después de un pequeño sorbo, el joven Kay se quedó observando al líquido con un rostro melancólico y pensó: "-... ¿Cuándo fue que comencé a beber así?-"

10 años atrás…

-¡Papá! ¡Mamá! ¡Ya llegué!-

-¡Ah, Kay!-

-Jeh… Ya era hora, mocoso-

Quienes hablaban eran los que ya están mencionados: Un Kay bastante pequeño, de unos nueve años y con unas ropas de cuero corriendo hacia un hombre no muy alto y algo rechoncho que estaba con un saco en el hombro izquierdo mientras que el derecho lo tenía ocupado con otro saco. La mujer que lo acompañaba era igualmente rechoncha y tenía un vestido ancho de color verde oscuro, cargaba una cesta con naranjas y tenía un pañuelo blanco que cubría su cabello dándole un toque campechano a su apariencia.

-Shi Ji Ji, hoy fue un día emocionante en la escuela: Nos fue a visitar un caballero sacro-

-¿Oh si?- preguntó el padre de Kay con curiosidad.

-¡Sí! ¡Fue increíble! Nos habló sobre cómo llegó el a ser caballero sacro y el entrenamiento por el que tuvo que pasar. Luego, al final de su historia, preguntó si alguien quería ser caballero- dijo el niño muy emocionado.

-¿Y hubo alguien que le contestara?- preguntó su madre, como si ya supiera la respuesta.

-Así es: Alcé mi mano y le dije: ¡Yo quiero ser un Caballero Sacro!-

-¡Uo Jo Jo! ¡Sueñas muy alto, enanito!- rió el padre con una amplia sonrisa. -Oh, no seas así con nuestro niño- le contestó la madre con una pequeña sonrisa, -Ja Ja Ja, que sueñe alto no significa que sea malo. Nuestro retoño tiene una ambición, y estoy seguro que podrá cumplirla: Es hijo mío después de todo, Uo Jo Jo- volvió a reír el hombre, cerrando los ojos. -Shi Ji Ji… Oye padre, ¿Te ayudo con los sacos?- preguntó Kay apuntando hacia los mencionados con su dedo índice, -¡Claro que sí!- contestó su padre, para acto seguido ser testigo de cómo el niño cargaba un saco en su hombro sin mucha dificultad. -¡Woooo! ¡Te estás haciendo cada vez más fuerte!- le dijo su padre, -¡Sí! ¡Es por el entrenamiento que estoy haciendo en la escuela y en el bosque!- contestó Kay alegremente comenzando a trotar hacia adelante, para finalmente gritar: -¡El último en llegar es un cerdo apestoso!-

Así es, esta era la vida de nuestro amigo Kay: Se dedicaba a ayudar a su familia con sus cultivos, jugaba mucho con sus amigos, entrenaba tanto en la escuela como en su casa y además solía hacer algunos mandados para los vecinos a cambio de dinero. El joven pelirrojo tenía varios amigos de ambos sexos, pero sin duda su mejor amiga era una chica algo gordita llamada Anna. Con ella se conocía desde que eran unos niños muy pequeños, salían juntos a jugar, a explorar el bosque, a mirar las nubes del cielo cruzar el azul, etc… Su vínculo con Anna poco a poco se fortaleció hasta que ambos se volvieron mejores amigos… Pero entonces… Un suceso cambió para siempre la vida de Kay.

Ambientación:

Un día X, de un mes anónimo, de un año desconocido… El pequeño pelirrojo se encontraba con Anna jugando en el bosque, ambos ya llevaban un rato jugando a las escondidas y el muchacho no podía encontrar a la chica.

-Hnn... Veamos... ¿Donde estará Anna?- se preguntó el pelirrojo en voz alta con una sonrisa y rascándose la testa. Anna estaba escondida detrás de un árbol tapándose la boca para no hacer ruido con su risa, se había escondido muy bien esta vez y estaba orgullosa de ello. No obstante, el joven pelirrojo era muy astuto, y decidió poner en marcha un plan: -Oh vaya… Y pensar que yo había traído a Anna a este lado del bosque para confesarle mis sentimientos…- dijo en voz alta tapándose los ojos y apuntando el cuerpo hacia el lado contrario del escondite de la chica… Ella, por otro lado, se había empezado a ruborizar en gran manera “-E… ¿Eh? Espera… ¿De que está hablando Kay?-” se preguntó sumamente nerviosa, -Joo… Si tan solo pudiese pillarla… Le diría lo linda que es, lo mucho que la extraño cuando no está y por sobre todo… Las enormes ganas que tengo de hacerla mi esposa cuando seamos adultos- continuaba diciendo el mocoso haciéndose el tonto. -¡¿EEEEHHHH?!- gritó de la nada la pequeña Anna completamente sonrojada, -¡AJÁ! ¡Ahí estás!- gritó Kay con un tono victorioso, -Q… ¡Eso es trampa!- le gritó de vuelta Anna aún ruborizada y con los cachetes inflados. Un par de minutos después, los jóvenes se encontraban acostados en el suelo contemplando las nubes recorriendo los cielos: -Oye Kay… ¿Puedo preguntarte algo?- comenzó a decir la chica. -Claro, ¿Que quieres saber?- respondió Kay con curiosidad, -¿Tú sabes lo que significa “Tener un lugar a donde volver”?- preguntó Anna -Pues… No lo sé, ¿Tener una casa a la que llegar?- se preguntó el pelirrojo a sí mismo, -No lo creo… Mi mamá dice que es algo que tiene más que ver con lo emocional. ¿Tu tienes un lugar al que volver?- dijo la chica, a lo que Kay respondió con un: -Um… Imagino que mi ca...- pero su charla fue interrumpida por una larga columna de humo que se alzaba por los cielos, visible incluso desde el bosque.

-¡¿Qué es eso?!- exclamó Anna horrorizada. -¡Oh no! ¡Viene del pueblo!- exclamó Kay, tomando a la chica de la mano y comenzando a correr a toda velocidad.

"No, Anna... No tengo un lugar al que volver..."":

En cuanto los niños llegaron al lugar, fueron testigos de un espectáculo horroroso: La aldea semi destruida, los aldeanos siendo asaltados por un grupo de criminales, varios caballeros intentando detener a los malhechores y muchos muertos de ambos bandos en el lugar. Kay y Anna observaron horrorizados la escena, paralizados donde estaban y con una mirada de miedo clavada en sus rostros, -K... Kay... El pueblo...- murmuró la chica en voz baja con las manos delante de su pecho, -... N-No te preocupes, Anna... Voy a protegerte- le dijo el pelirrojo antes de cerrar sus labios por unos segundos y poner una expresión de horror en su rostro: -¡Anna! ¡Tus padres! ¡Mis padres!-

Ambos niños comenzaron a correr en dirección a la casa de Anna, pero en el camino se encontraron con un bandido que intentó detener su camino. -¡Hey miren! ¡Aquí quedan unos mocosos erran...!- alcanzó a decir el tipo, antes de que Kay lo derribara con un poderoso puñetazo en la entrepierna gritando: -¡QUÍTATE DEL CAMINO!-. Los niños continuaron corriendo sin detenerse por nada ni nadie, desesperados y asustados ellos no paraban su carrera hacia sus progenitores, dando vueltas por todo el pueblo buscando y buscando sin cesar... Hasta que finalmente lo que encontraron fue una escena que dejó a nuestro pelirrojo perplejo:

-¡Kay, mira allí!-

-... ¡PAPÁ! ¡MA...!-

...

Silencio absoluto... Dos cabezas rodando... Un niño con lágrimas y sangre en los ojos y dos adultos siendo consumidos por llamas negras.

...

Cinco monedas de oro... Los habían matado por cinco míseras monedas de oro... Pero habían tenido su castigo, sin saber cómo, sin saber porque... Pero sea como sea, independientemente de ello, ese día todo cambió para Kay. A la mañana siguiente, Kay acompañado de Anna y unos cuantos sobrevivientes quemaron la casa con sus fallecidos moradores adentro... El niño había manifestado su voluntad de no querer vivir en esa casa ni querer siquiera que esta se mantuviera en pie. La niña se acercó lentamente al lado del pelirrojo dispuesta a consolarlo, pero antes de que pudiera decir algo, Kay habló:

-... Anna... ¿Recuerdas cuando me preguntaste... Si tengo un lugar al que volver?-

-... Kay...-

-No lo tengo... Ni lo quiero... No quiero un lugar a donde volver... No quiero sufrir así de nuevo-

Flash...

-... Ah... Fue por eso- concluyó el pelirrojo de la actualidad, aún afirmado del barril de cerveza con la misma mirada melancólica y terminando por darle un enorme trago a la jarra... Ya era tiempo de olvidar, y el alcohol era la única forma en que podría hacerlo.