Proceso de Liberación [OS]

¿Qué se suponía que aquel día pasaría? Esa era la duda del millón y dicha duda solo podría ser resuelta por la mismísima diosa al recordar de qué día se trataba aquel. Hacía no mucho tiempo, hasta la puerta de su lago le había llegado una nota, un informe, como lo quieras llamar, en este se le comunicaba algo realmente importante, por lo visto el reino por fin se decidía a hacer algo respecto a la ciudad que era nada más que una madriguera para ladrones, ¿por qué se habían tardado tanto? Tal vez esa duda nunca tenga respuesta, o tal vez sí y en un futuro no muy lejano lo sepamos, pero al menos la noticia le llegó con el debido tiempo, mira que ir desde el lago hasta el punto de encuentro no era tampoco como que estuviera a la vuelta de la esquina.

El día era, en el punto de encuentro se encontraba, un carromato estaba ahí junto a quien se suponía lideraría la misión, además de aquella persona y de la misma Lucy, tres personas más acompañarían y ayudarían en este trabajo, por lo visto la diosa era la primera en llegar y posteriormente se iban uniendo los demás integrantes. Con el semblante orgulloso y serio, vio llegar a una gran montaña de músculos a la cual arqueó una ceja, era el único “digno” de ser visto por ella, o al menos al único que realmente saludaría., pero tampoco vayas a creer que de forma muy emotiva o similar, sin importar lo que ha pasado entre ellos desde que se han conocido o la visita del joven en la casa del lago, lo más que logró recibir por parte de Lucy fue un simple saludo con la mano y una sonrisa leve mostrando de igual forma un ligero sonrojo, pero nada más.

Esperó a que todos llegaran y entonces las indicaciones de aquella que se encontraba a cargo. Con completa indiferencia la escuchó, simplemente se cruzó de brazos y volteó a ver para otro lado, ¿qué armas podría llevar? Ella no usaba de esas cosas, confiaba lo suficiente en su especialidad como para llevar armas que solo alentaran su andar, así que simplemente espero a quien llevaba armas y objetos, los dejara ahí en el carromato y comenzaran de una vez con toda la misión.

¿La ayuda había sido pedida a fuera del reino? Al parecer así es como se lo estaba tomando Danafor con la convocatoria de Azael para participar en un proceso de liberación bastante sorpresivo, ¿Por que se habían tardado tanto en comenzarlo? Definitivamente esa sería una respuesta imposible de resolver para un Caballero de otro reino, a menos que en el proceso lograra averiguar algo... así que vamos a ver... queda un largo camino para las afueras del pueblo Ravens, solo esperemos que el destino le vuelva a cruzar camino con la joven doncella de Liones.

Vamos a saltarnos todo el embrollo que significa el viaje hasta las tierras de Liones, además, ¿Que te podría contar de eso? Azael solo miraba mujeres por el camino y nada más que eso, así que... volviendo a lo importante, el enorme Caballero hacía acto de presencia ante el carromato -¡Azael! Cabo de Danafor a sus servicios- Como un noble soldado se presentaba ante los presentes y sus ojos se llenarían de esperanzas al ver a Lucy ahí, si... esa misma Lucy que lo saludaba con “frialdad”, la cual él ignoraba y se le acercaba un tanto más de la cuenta rodeándola con un brazo para acariciar lo que tu ya sabes, ese pecho que un pervertido no puede ignorar.

OOOOOH!! Así que el encapuchado era una mujer... y vaya cuerpo que se carga, aunque como todo soldado Azael haría caso en lo que le dijeran, además de que ya tenía a su doncella a su lado, misma que seguramente no le importaría el “masaje” que le estaba dando el gigante -No traigo ningún tipo de arma encima- Indicaba con una sonrisa en su rostro y dispuesto a seguirla con su diestra aun pegada al cuerpo de Lucy.

Ah, las vacaciones, incluso los mercenarios deben tomarlas de vez en cuando, después de su último robo tenía dinero suficiente como para estar cómodo un tiempo, después de todo, no había surgido nada interesante últimamente, ni siquiera algún mercader con algo de valor pasaba por ahí, así era un buen momento para descansar. Sin embargo, durante un paseo noto que un encapuchado lo seguía, Ankh sin miedo alguno lo encara ahorcándolo hasta que ese le entrega una carta; con la curiosidad de por medio, Ankh lo soltó y se dispuso a leer la carta.

- ¿Ravens eh?....interesante –diría con una sonrisa.

El día llego, Ankh no es que fuera de ser muy puntual, pero aun así tenía curiosidad sobre el “proceso de liberación” así que trato de ser lo más puntual que pudo. Se desplazó por el bosque que rodeaba el camino mientras comía un postre insertado en un palillo de madera; una vez llego al punto se detuvo y sentó sobre la rama de uno de los arboles cercanos al carromato.

- Hum, pensé que enviarían a alguien más interesante, al menos algún caballero sagrado
Tan arrogante como siempre, eran simples humanos, escoria para él, esperaba encontrar al menos alguien que considerada de utilidad pero sus esperanzas murieron al ver a la montaña de músculos y la joven que este manoseaba.

- Siempre se dejan llevar por sus impulsos más bajos

Ignorando cualquier comentario dado por los presentes, se recostó en la rama hasta que estuvieran todos reunidos. En el momento en que estuvieran todos, la persona encarga de la misión se presentaría, siendo otra decepción, puesto que solo era una niña, desde su punto de vista, él tendría que encargarse, después de todo Ravens es territorio de la peor escoria de la humanidad, de los presentes, él que podría conocer mejor esos lugares era él; la “jefa” de la operación pediría que dejaran toda arma en el carro, Ankh soltó una leve risa bajando del árbol, acercándose a la aprendiz de caballero mirándola fijamente, para luego sonreír confiado dejando el palillo de madera en el carro, casi como si se burlara, luego de eso retrocedería un poco.

-A ver a ver a ver… Un momentito… Aquí hay algo que no entiendo: ¿Cómo es que un completo desconocido termina haciendo una misión oficial para el reino de Liones?- decía el pelirrojo con las manos en su nuca y la mirada clavada en el cielo. ¿Que hace un chico caminando por ahí hablando solo, se preguntan? Muy simple:

Música pal ambiente y eso (?):

Hace un par de días...

-¡JA JA! ¡ES MI VICTORIA, BASTARDOS!-

-¡Tiene que ser una broma!-

-¡Maldita sea!-

Nos encontramos en un bar común y corriente, donde todos los presentes se encuentran disfrutando de su tiempo en el lugar: Algunos jugando a los dados, otros tomando un trago y conversando mientras que camareras iban de un lado para el otro entregando pedidos. Kay se encuentra en una mesa absolutamente solo disfrutando de un plato de carne con papas cocidas y una jarra llena de cerveza junto a una botella medio llena. En ese momento, se acerca una camarera algo entradita en carne a la mesa del muchacho, usaba un vestido medieval de una pieza color rojo, unos zapatos de tacón a juego y un cabello rubio oscuro corto al aire que hacía relucir sus ojos verdes. La chica pone sus manos atrás y le dedica una pequeña sonrisa a nuestro amigo:

-¿Cómo te encuentras? ¿La comida está bien? La preparé yo misma- preguntó la chica con cierto tono de bondad, aunque también podía notarse que su voz estaba en un tono levemente tierno.

-*Glups* Esta delicioso, Ana, realmente eres la mejor cocinera que conozco- contestó el pelirrojo con algo de comida alrededor de la boca y una amplia sonrisa.

-Je je, me alegro de que te guste… Ay mira, ya te ensuciaste. Déjame ayudarte- dijo la chica mientras que tomaba un pañuelo de su delantal y procedía a limpiar los restos de comida que habían alrededor de la boca del muchacho. Kay observó la escena con un rostro de sorpresa y un leve rubor en su rostro, que se fue acrecentando poco a poco hasta que al final decidió hacer una pregunta: -... Um… Di-Disculpa, pero… ¿A qué vino eso?-

-¿Ah? O… Oh, disculpa, ¿T-Te incomode?- preguntó la chica alejando su cuerpo del joven con un tono de voz tímido.

-Mmm… No, no… Es solo que no me esperaba eso- dijo Kay rascándose la mejilla derecha mirando para otro lado.

-U-Uhum… Entiendo- comentó la chica en voz baja con su mano izquierda en la mejilla y su rostro levemente ruborizado.

-Pero… Tengo que darte las gracias- agregó el pelirrojo volviendo la mirada hacia la chica y dedicándole una sonrisa.

-¿Eh?- dijo la chica ruborizándose aún más mientras ponía un rostro de sorpresa.

-Bueno… Desde que eramos niños siempre te has preocupado por mí, más aún en estos tiempos, así que… Darte las gracias es lo mínimo que puedo hacer, ¿No?- comentó el muchacho esbozando una sonrisa, Ana observó los ojos del muchacho mientras que los suyos propios comenzaban a brillar intensamente. Una pequeña sonrisa se esbozó en el rostro de la chica, pero antes de que pudiese decir cualquier cosa:

-¡Oyie Kay! ¡Deja de coguetear con Ana y déjala trabajar, bashtardo!- gritó un tipo que se notaba mucho que estaba completamente borracho. En ese momento, ambos jóvenes dejaron escapar un grito de sorpresa y se separaron apresuradamente:

-Y… Yo… ¡Tengo que volver al trabajo!- exclamó la chica girando el cuerpo hacia el lado contrario de la mesa de Kay.

-¡Si si!… Ve, ve- respondió el pelirrojo con cierta urgencia, mientras que a los pocos segundos dejaba escapar un suspiro y agachaba la cabeza pensando: "-Ah, maldición… ¿Que fue todo eso?-" eran las palabras que pasaban por su cabeza, pero entonces una voz masculina interrumpió sus pensamientos.

-Disculpa, ¿Eres tu ese chico al que todo el mundo llama "Kay El Pelirrojo"?- preguntó un tipo con una armadura de caballero, el cual estaba parado frente a la mesa del muchacho.

-Eh… ¿Si?- contestó Kay sumamente extrañado, pero abriendo los ojos de par en par al ver un detalle muy característico en la empuñadura de la espada que cargaba el tipo: "-... Ese es… ¿El sello del castillo de Liones?-"

-Perfecto. He estado buscandote para ofrecerte un trabajo…-

-Ah... Así- concluyó el mocoso mientras que se estiraba y dejaba escapar un poderoso grito: -¡Es genial! ¡Este es el primer paso para poder llegar a Caballero Sacro! Solo debo concentrarme y hacerlo bien, no jodas la misión, comportate y cuidate mucho... Y no olvides comprarle un regalo a Ana de vuelta- decía para sí mismo, con los puños apretados y una sonrisa en el rostro. En cuanto llegó al lugar vio a un grupo de personas alrededor de un carromato. -¡Yo!- dijo el chico levantando la mano en señal de saludo, sin embargo ninguno de los presentes parecía haberle hecho caso, por lo que el pelirrojo simplemente dejó escapar un suspiro y metió sus manos en los bolsillos con una expresión de resignación en su rostro. La persona más misteriosa del grupo (Que estaba oculta en una capucha) era una chica muy hermosa, la cual usó un tono de voz bastante severo para explicar la situación, pidiendo además que los presentes dejaran sus armas en el carro: -¿Eh?... Pero... Um... Maldición, de acuerdo... Pero por favor cuidala, esta espada es muy importante para mí- dijo el muchacho con un tono de voz de resignación mientras dejaba su katana con funda y todo en el lugar indicado, para acto seguido alejarse un poco y esperar lo siguiente:

¿Que aventura es la que espera al grupo?

Gente sin importancia, ni siquiera quien daba las indicaciones le importaba, realmente, nadie le importaba, solo Azael y porque se trataba única y exclusivamente de él, sino, seguramente en aquella misión nadie le importaría. Tenerlo pegado a ella mientras le masajeaba el pecho ya era algo que se comenzaba a volver normal, aunque no dejaba de generarle ese singular sonrojo en sus blancas mejillas.

Como sea, la gente reunida, un camino que se formaba y al final, un muro de altura aceptable como para poder ser brincado sin necesidad de tener que volar o parecido; las instrucciones finales estaban dadas y sin siquiera voltear a ver al resto, su diestra se posó sobre una de las manos del gigante enano que se encontraba masajeando su pecho y simplemente comenzó a andar por aquel camino hasta toparse contra el muro, ¿qué quería decir todo aquello? Tal simple como fácil de entender, la joven diosa ya había tomado su decisión e iría en compañía del caballero de Danafor ignorando al pájaro arrogante y al pelirrojo borracho.

Al llegar al muro le haría una seña al gigantón para que, o la soltara y así ella pudiera brincar [s]cualmexicano[/s] con facilidad el muro, o que simplemente él hiciera por pasarle encima con todo y ella cargando, cualquiera de las dos opciones eran aceptables desde el punto de vista de la diosa y así sería, una vez ya del otro lado del muro, bueno… era… ¿normal? O algo así, la verdad que se imaginaba algo más… ¿turbio? Quiero decir, se esperaba literalmente muerte y destrucción, el lugar prendido en llamas y ese tipo de cosas, pero no, lo más que había al menos de ese lado del muro era basura y restos, ratas y unas cuantas cucarachas que andaban por ahí.

-Esto es repugnante…- Le generaba un gran asco andar por ese lugar, pero bueno, debían proseguir, estuvieron andando así un par de metros más hasta salir a una de las calles principales, por lo visto aquel basurero en el que habían caído era literalmente eso, un basurero de un callejón de Ravens, así que ahora en la calle principal se podían apreciar distintas personas, algunas que parecían “normales”, pero que seguramente eran esclavos y otras que tenían toda la clara pinta de querer robarte, violarte y matarte, el orden es irrelevante, pero las acciones son las que te harían en cualquier momento, inclusive podrían ser las tres al mismo tiempo. -... ¿A quién preguntar...?- Preguntaría en voz baja para sí misma, no se decidía sobre a quién se debería acercar para comenzar a conseguir información o similar y eso le fastidiaba el ánimo.

Todos estaban reunidos, la verdad no valía la pena perder tiempo en presentación, pero era curioso que ni siquiera cuando estuvieron todos, la supuesta líder la de misión diera algún plan para ejecutar o alguna indicación, simplemente era avanzar hasta Ravens. El camino era complejo, la gran cantidad de árboles hacía difícil ver el final del camino, o si al menos tenía fin, pero Ankh estaba acostumbrado a moverse en esos ambientes, a fin de cuenta vivió en un bosque siendo un polluelo.

Llegados a una explana se alzaba un no muy imponente muro, bastante deteriorado y sin posibilidades de sobrevivir ante un simple asedio, era penoso la verdad; pero más penosa era el compromiso de la “líder” con la misión, puesto que decidió simplemente dejarlos a su suerte ¿saltar el muro y volver en 24 horas arriesgando sus vidas mientras que ella se relajaba sin preocuparse? ¡Que buen plan!

- Ya entiendo, es compresible si tienes miedo de entrar – Ankh soltó una leve risa burlona dirigida hacia la dirigente de la misión.

- Como si fuera a esperar un rescate de una niña que le teme a algunos degenerados – con su última burla decidió dar un gran salto quedando sobre la muralla.

- Jum..no ha cambiado en lo absoluto, sigue siendo un basurero de inmundicia humana –dijo sonriendo mientras baja del muro.

Observo el lugar a su alrededor, hacía tiempo que no pisaba Ravens, pero aun debía saber cómo moverse en ese lugar. Camino por la calles asquerosas de la ciudad, observando como la venta de esclavos, prostitución y ventas de mercancía robada era el pan de cada día en ese lugar, ya para esta edad no le afectaba, tenía 80 años de existencia en esté mundo había visto muchas cosas similares o peores, no era su problema a fin de cuenta, lo que deseaba ahora es conseguir la información necesaria lo más rápido posible para recibir su pago así que decidió ir a un bar que había visitado anteriormente, siempre hay soplones en esos lugares, presumidos que alardean de ser más fuertes que los caballeros sacros, pero no son más que alimañas, ratas con algunas joyas solamente.

Un camino turbio, lleno de árboles que no hacía más que impactar contra los enormes brazos de Azael, o ¿Eran los brazos de él los que impactaban contra los árboles? En estos momentos da un poco igual, lo que deben saber es que el enorme Caballero aun no quita sus manos de los pechos de Lucy, y aun no piensa hacerlo tampoco... venga que la misión no tiene pinta de haber comenzado y esto sigue siendo una situación “casual” en la cual no es necesario ser alguien pulcro en cuanto a acciones se trata.

Mercenarios, ratas sin dueño ni ley que no hacen más que burlarse de las personas honestas, así es como el pequeño gigante se tomaba lo poco y nada que alcanzaba a escuchar del pajarraco, puesto que Lucy comenzaría a caminar y si aferraba las manos a su pecho era porque obviamente quería que él la siguiera. Opción decidida, al parecer van ambos juntos dejando atrás al “equipo” sin importar si alguno les sigue realmente.

¿Un muro? Espera... ¿Se puede considerar a esto un muro? Pues ni idea, Azael estaba para cumplir ordenes y por lo mismo cargaba a Lucy con un brazo mientras se ayudaba del otro para cruzar, siempre con mucho cuidado pues no quiere causar un escándalo al tirar una pared por su peso... ¡venga! 350 kg no son en vano.

Una vez del otro lado la misión ya había comenzado, por lo tanto el masaje de pechos ya era cosa del pasado y el rostro del Caballero se tornaba serio, sus ojos azulados recorrían las calles de un lado a otro, la desolación se podía palpar y solo bastaba de calar un poco hondo el aire para que el aire nauseabundo se colara por las fosas nasales -Debemos ayudar a las personas- Sin importar quienes fueran, el gigante comenzaba a buscar posibles vagabundos... ¿La razón? Ellos siempre tienen información y son los que más necesitan ayuda. OOOh, casi lo olvidaba, al comenzar a caminar tomaría la mano de Lucy para mantenerla cerca, no quería perderla en aquel pueblo... mira que si algo llega a pasarle será el primero en hacer notar su presencia en Ravens.

Las órdenes de la encargada fueron simples y precisas: Debían separarse para abarcar más terreno. Kay logró escuchar las instrucciones solo por casualidad, ya que el trayecto por el bosque había sido… Complicado, digamosle: Primero se quedó atrás, principalmente por culpa de la inmensa cantidad de árboles que se le atravesaban por delante y lo hacían chocar. Segundo, después de un choque frontal con un árbol un nido de aves le cayó en la cabeza al pelirrojo y los habitantes comenzaron a picotearlo por todas partes. Tercero, el ataque de los pájaros lo llevó a manotear y caminar de manera aleatoria hacia todos lados, terminando por caer a un agujero lleno de excremento de animal… Si, fue todo un espectáculo verlo caminar por el bosque, y quienes le hubiesen pegado un ojo lo verían llegar con un notorio rostro de fastidio, ramas y hojas en el cabello, un fuerte olor a excremento y un look bastante desaliñado en general. Justo cuando la encargada terminó terminó su charla, Kay vio como sus "compañeros" tomaban caminos separados y se dirigían hacia el muro, -... ¿Ese gigante estaba tocando los pechos de esa chica?- pensó en voz alta el muchacho mientras mantenía sus manos en los bolsillos y dejaba escapar un suspiro de resignación para concluir con un simple: -Aaahh… Supongo que tendré que ir solo… Espero que esto acabe rápido- mientras que comenzaba el ascenso por el muro.

Una vez que llegó a la cima, Kay se tomó el tiempo de observar el panorama: Una villa pobre y sucia se podía ver en todo su esplendor, con varios delincuentes robando cosas y otros que tenían riñas. Kay observó el espectáculo con un rostro más serio que antes y apretó el puño derecho pensando: "-Maldición… Así que esto es Ravens, el paraíso del delito. ¿Cuántas personas inocentes tendrán que vivir aquí sobreviviendo? ¿Cuántos más habrán tenido que cambiar para mal con el único fin de sobrevivir?... No puedo entenderlo, ¿Por qué el reino había mantenido a estas personas abandonadas?-" Kay comenzó a apretar los dientes con furia mientras que empezaba a descender hacia el pueblo, con una clara convicción en su mente: "-Tengo que convertirme en Caballero Sacro lo más pronto posible… Y cuando lo haga… ¡Voy a salvar a estas personas!-"