Una voz silenciosa [Libre-Pasado]

El gran astro nocturno habia arribado a las tierras de Britannia. Gracias a que, en esta ocasión, había luna llena uno podía percibir ciertas figuras alrededor del sendero que estaba de manera perpendicular al rio. Este fluía con fuerza, demostrando que hace pocos días hubo una fuerte tormenta aumentando el caudal de todos los arroyos cercanos a este, encontrando su desagote en esa correntada. Algo agradable para quien buscase algo de paz para su mente y alma, pues ni siquiera los pájaros nocturnos se animarían a opacar el concierto que la naturaleza les había dado a los seres vivos. Ni siquiera las nubes harían acto de presencia, dejando que las estrellas acompañasen aquella enorme piedra brillante sobre sus cabezas, realmente la noche estaba perfecta para salir a dar un paseo. Buscar nuevas aventuras o resolver algún misterio que habían inventado los campesinos, para darle una explicación "coherente" a sus problemas. Pero en este día, algo peculiar, nuestro protagonista no haría nada relacionado a lo último, sino que estaría descansando de su "tedioso trabajo", dejando que su mente tuviese unos minutos de descanso de los gritos de aquellos esclavos que habían arribado días atrás.-
 
Su fisonomía estaría descansando en la parte más alta de la pendiente, encima de una pendiente que le permitía observar, desde una altura considerable, el camino que tomaba aquella correntada perdiéndose en el horizonte. Las distintas joyas que portaba consigo brillarían en cuanto su cuerpo se moviese, como si de un tesoro llamando a sus propietarios se tratase. Su morena piel ayudado por su vestimenta oscura, le serviría para ocultarse un poco en la oscuridad, pero si uno enfocaba su mirada, rápidamente podría darse cuenta que él estaba allí. Pero como no tenía ninguna intención de trabajar, no se tomó las molestias de ocultar su presencia a los viajeros. Sino más bien, les daría un espectáculo a todo aquel que merodease por allí y se atreviese a escucharlo. De a poco, la tranquilidad en aquellas tierras se vio interrumpida por un sonido que, al principio, se escuchaba grave como si algo malo anunciara. Pero las notas de a poco se fueron aclarando, entrando en armonía en una bella canción, que provenía de una pequeña ocarina. Esta seria oscura, pero con detalles dorados alrededor de esta.  
 
Su cuerpo se movería de un lado al otro, al compás de la música, mientras sus ojos se mantendrían cerrados. No tenía ningún miedo en ser atacado, estaba tan metido en tocar su instrumento que no le importaría el resto de los mortales. Ni mucho menos que algunos animales se sintiesen curiosos, y de a poco se fueran acercando a espalda del moreno, acechando desde la oscuridad sus movimientos. Estos solo eran vistos si la luz de la luna justo daba sobre sus orbes, los cuales brillarían en la noche como las mismísimas joyas que portaba Oberón. Respirando por su nariz, sintiendo como los músculos de su cuello y hombros se tensaban por la falta de práctica, continuo tocando aquella misteriosa melodía que se iría esparciendo en forma de eco, aprovechando que estaba en lo más alto de aquel sitio.-

Con sus orbes cerrados y su mente divagando con la melodía que él mismo producía, no sería capaz de sentir la presencia del recién llegado, no hasta que la misteriosa figura decidiese hablar, ocasionando que detuviera el soplido y sus dedos dejaran de apretar los distintos agujeros en ese instrumento. Elevó su cabeza a medida que la giraba en busca del propietario de aquella voz, encontrándolo justo a su espalda, quedando sorprendido por quien era. Era un niño, o eso aparentaba a simple vista, ocasionando que bajara su guardia y no se viese intimidado por este, revelándolo en sus facciones corporales. En su rostro no se podría ver ninguna muestra de enojo o inquietud porque aquel muchacho hubiese interrumpido, sino más bien fue recibido con una sonrisa de oreja a oreja, mostrando sus aperlados colmillos en el proceso.- … -Su cabeza se movió de arriba-abajo, como si estuviese afirmando a su interrogante acompañado por lo que sería como un leve gemido, como si de un niño tratando de hablar o un retardado se tratase.-

Saltó de aquella roca, donde flexionaría sus piernas para amortiguar la caída sin dejar que sus orbes se fijaran en el nuevo, o lo que podían, porque la oscuridad de la noche le permitiría ocultar algunas facciones corporales, sin poder verlo claro. Pensó cual sería la manera más adecuada de acercarse hacia este sin que pensara que era un nuevo. Rápidamente tuvo la idea al notar como en su diestra descansaba la ocarina, a medida que un hormigueo inquietante en sus dedos, le hacía saber que aún tenía ganas de seguir tocando. Así que sin más preámbulos, inicio la segunda parte de su concierto para su nuevo "amigo".-

Inspiro aire a través de su nariz, inflando su pecho hasta mas no poder y, a continuación, no tardo en apoyar sus labios sobre la hendidura comenzando a soplar mientras tapaba los diferentes agujeros, dando comienzo a una divertida y por demás movida canción. Su cuerpo no tardo en moverse al compás de la canción, dando pequeños saltos de un lado al otro como si estuviese a punto de caerse, levantando sus piernas hasta lo más alto, de forma exagerada, para volver a saltar hacia el otro lado y repetir el accionar mientras se acercaba hacia el pequeño. Una vez que estuviese a unos pocos metros de distancia, repetiría aquel gracioso movimiento rodeándolo una y otra vez, pero esta vez agregando unos extravagantes y raros movimientos de su cabeza, como si estuviese a punto de agarrar un ataque o algo por el estilo. Realmente la danza que le estaba mostrando a su "publico" no era para nada esterilizada o agradable a la vista, sino más bien todo lo contrario: improvisada, alocada y sin ningún ritmo aparente. Es como si se dejase llevar por el momento. Y quería que la otra persona hiciese lo mismo, que lo acompañase en aquella noche con un baile loco.-