Donde las dan las pagan [Pasado]

Era un día tranquilo, el sol se encontraba bien arriba en el cielo irradiando con su clara luz todo lo que había alrededor. Los pajarillos gustosos de esta luz dedicaban canciones que amenizaban cualquier faena que los habitantes de aquel pueblo pudieran estar realizando. Su cantar se colaba por cada rincón y ventana y demostraba a los pueblerinos que el día era bueno y sin ninguna alerta negativa que pudiera afectarles para mal, era un buen día sin duda. Unas pocas nubes se encontraban pasando por el viento en el cielo azul, con su sombra unas cuantas ardillas se atrevían a ir hasta una fuente para conseguir algo de agua; tenían que aprovechar cada momento porque si no los niños querrían jugar con ellas y saldrían espantadas. Una de las tres ardillas que se acercaron a beber permanecía alerta; había algo que no le cuadraba, su nariz se movía arriba y abajo rítmicamente olisqueando el lugar mientras sus ojos almendrados miraban al horizonte. Al fondo, a lo lejos; una sombra parecía emerger de la nada.

Se trataba de una persona que con andares fijos y nada brutos, si no que acompasados y rítmicos; como si de un danzarín fuese. Se adentraba al pueblo con unas vestimentas purpuras y el rostro tapado. Su torso sin embargo podría verse entre dos finas telas de color morado. Su mirada parecía buscar por todo el lugar algo que llamara su atención, pareció no encontrarlo y siguió caminando hacia el interior del pueblo. ¿Qué había venido a buscar aquella persona? Solamente el mismo y el destino lo sabría, pero el aura que este dejaba tras de si, no era para nada algo bueno.

Su recorrido sé extendía y esta vez sé aventuraba dentro del reino de Liones, el sol irradiaba un hermoso brillo y todo en los alrededores y en el pueblo indicaban que sería un recorrido ameno por aquel lugar, los pájaros cantando al par y logrando así un cántico que calmaba el cuerpo al escucharlo..

El rubio iba por las tiendas del pueblo, viendo las diversas cosas y objetos que allí vendían, la cerámica que adornaba cada una de las construcciones de allí, eran algo muy bello a la vista, cualquiera quisiera adornar su hogar con ellas y es que esto era una de las cosas más famosas de dicho pueblo, su cerámica, por eso y otras cosas es que el pueblo sé veía repleto de forasteros y comerciantes que no dudaban en abastecerse de mercancía en el lugar.

Su caminar siguió mientras que miraba con asombro cada una de las construcciones, de seguro los pueblerinos sé encontraban orgullosos de su pueblo ¿Y cómo no hacerlo? sí con tan bellas construcciones era imposible no sentirse orgulloso, quien adornara dichas arquitecturas debería sentirse aún más con orgullo por lograr tales obras llamativas, fáciles de adorar.

El rubio sé detuvo en una tienda a observar y a indagar, su curiosidad le hizo querer preguntarles a los de allí, como es que lograban hacer su cerámica, quizás obtendría información o quizás no, porque tampoco creía que le dijeran tal cosa, ya que quizás era algo que querrían mantener en secreto los pueblerinos del lugar, aunque el rubio, tenía una particularidad que con quien hablase sé sentiría cómodo fácilmente debido a su carisma y la calidez que de el emitía, era como una especie de sol que alumbraba tratando de opacar cualquier oscuridad que estuviese cerca..

Mientras que observaba con admiración las cosas de las tiendas, el día y el ambiente seguía fluyendo normal, un día como cualquier otro en aquel pueblo y no parecía que hubiese haber algún tipo de problema o nada por el estilo, así que el rubio perteneciente al clan de las diosas sé sintió como sí este fuese a ser un pequeño descanso de su ajetreado viaje, que aunque sé pasaba viajando para conocer lugares y cosas como las diferentes culturas, relatos y demás, en su recorrido nunca faltaban aquellos que llevaban el hábito de la mala vida y vivían de causar problemas a otras personas, cosas a lo cuál el rubio no sé hacía de la vista gorda y terminaba entrometido en esos asuntos, pero en este pueblo todo indicaba, hasta los momentos, que sería un recorrido tranquilo.