Hora de un pequeño descanso | Pasado | Azael

Luego de haber viajado tanto lo menos que podía hacer el joven de cabellera dorada era tomar un descanso, sé detuvo en la ciudad real que sé encontraba en Danafor, muy sediento pero no de esa sed que te provoca tomar agua, no…..Más bien de esa que sacias en una taberna con unas buenas cervezas, a pesar de ser del clan de la Diosa, Anheru había agarrado mucha tolerancia al alcohol y le había hasta agarrado, ¿cómo decirlo? ¿cariño? O algo así..

Pasó un buen rato dando vueltas por el reino y ya que esta era primera vez que iba a esa ciudad, sé había perdido, aunque no quería admitirlo, llevaba ya un par de horas dando y dando vueltas por la ciudad, tratando de conseguir un lugar para saciar su sed y despejar su mente un poco, pero lo único que había hecho en tanto tiempo no era más que caminar y caminar en vueltas…. Una vez que admitió para sí mismo que sé había perdido, comenzó a caminar despacio mientras miraba al cielo y decía para sí mismo  -Ok, a este paso sé me secará la garganta y todo por no haber comprado un mapa-

Siguió caminando hasta que sé le ocurrió algo -¡Ya sé! Le preguntaré a alguno de los habitantes de acá en donde conseguir un buen lugar para ir a por una buena botella de vino, sí eso haré- Pero para su sorpresa, cuando apenas estaba a punto de dirigir su mirada hacía el frente no pudo evitar pensar que había chocado con una pared de lleno o algo por el estilo, la sombra a su alrededor sé había esparcido, Anheru no pudo evitar dar dos pasos y al hacer esto pudo darse cuenta de que no sé trataba de una pared, no, más bien era…..¿Una persona? Al darse cuenta de esto prosiguió a disculparse por la torpeza expuesta -Lo lamento, realmente estaba distraído y no pude verte a tiempo- quien estaba frente a él era un hombre que fácilmente estaba entre los 3 metros, sé presento ante el sujeto, en forma de cortesía, después de todo lo mínimo que puedes hacer por alguien a quien tropezaste y confundiste con una pared, es disculparte y presentarte ¿no? -Mi nombre es Anheru ¿tú eres de por acá?- Dijo mientras extendía su mano hacía el hombre frente a él.

Es intrigante la forma en que podemos conocer a algunas personas. Azael en su caso tiene la particularidad de llamar mucho la atención cuando da sus paseos por las calles de Danafor para otorgar ayuda a los más necesitados, hablo de esa anciana que no puede ser golpeada por las multitudes producto de sus huesos débiles, o ese enfermizo forastero que no tiene la fuerza suficiente para cargar una que otra bolsa... incluso aquella doncella que estaba perdida buscando a su hermana, oooh si... el hermoso cuerpo de su doncella, es imposible que en estos momentos el rostro del gigante caballero no se tornara rojizo y su mirada denotara una leve perversión en cuanto a sus pensamientos, quizás por todo eso no había prestado atención a que su caminar era detenido y del trance no salía hasta que un golpeteo en su retaguardia lo alertaba.

Como si de un curioso gigante se tratara, giraba su enorme cuerpo sin ápice alguno de hostilidad y veía como un pelidorado lo deslumbraba con sus disculpas, ¿Acaso no había sido él quien se detenía de golpe? ¿Por qué se está disculpando si no hizo nada malo? Era lo que realmente no entendía y cuando respondió a la mano extendida hizo una reverencia para pedir disculpas por todo el mal entendido -Disculpa las circunstancia en la que nos conocemos Anheru- Si el pelidorado se fijaba bien podría notar como el gigante aun estaba levemente sonrojado, de seguro había estado fantaseando con las curvas de su doncella.

¡Infaltable! Tras reincorporarse de su reverencia era hora de inflar su enorme caja torácica y sacar a relucir una enorme sonrisa -¡Soy Azael Spring!- Lo decía con una energía muy particular mientras usaba el pulgar de su diestra para apuntarse a si mismo -¡Orgulloso Caballero en las filas de Danafor!- Si, seguía con una pose muy parecida a la de los héroes, algo que realmente no puede evitar cada vez que se presenta -¿Que te trae por las calles de la ciudad real? ¿Necesitas ayuda?- Un par de preguntas características, sobre todo por que le encanta ayudar a quien más lo necesita.

Al ver la expresión y reacción del pelinaranja quien igualmente respondió disculpándose, Anheru no pudo evitar pensar en que sé había topado con una persona llena de bondad, no notaba nada de oscuridad ni de maldad en él, sé podía ver que era de esas personas que no flaquean a la hora de ayudar a alguien.

Aquel hombre colosal que frente a Anheru sé encontraba sé presentó, Azael Spring....Ese era el nombre de aquel bondadoso caballero, el cual formaba parte en el ejército del reino de Danafor -¡Oh ya veo! Así que eres un caballero, eso es genial- Dijo el pelidorado mientras sonreía. Anheru al escuchar la pregunta hecha por Azael no pudo evitar pensar que había tenido suerte al haberse topado con alguien así, definitivamente el sería capaz de guiarlo hasta su destino, eso sí no sé encontraba ocupado en dicho momento claro está, pero nada perdía el pelidorado con intentar.

-Pues, verás....Realmente sí necesito un poco de ayuda..- Dijo Anheru mientras giraba su mirada al lado izquierdo apenado -Esta es primera vez que estoy aquí y por lo tanto no conozco muy bien la ciudad, la razón por la que vine es porque me encuentro de viaje y es el lugar más cercano que había para hacer una parada, mi intención era ir a alguna taberna y refrescarme un rato con algunos tragos, pero ya llevo par de horas y aún no he conseguido nada más que no sea perderme- Dijo mientras el aura a su alrededor sé volvía algo....¿De decepción? sí, eso era -Sabía que debía haber comprado algún mapa, pero no creí que fuera a ser tan complicado- Luego de haber dicho esas palabras encorbado de hombros volvió a colocarse recto y con una sonrisa cálida preguntó -Azael ¿Podrías ser mi guía en esta pequeña aventura? sí no te encuentras muy ocupado claro, de pasada yo invito las primeras rondas-

Él sólo quería descansar y despejar su mente un rato, y al mismo tiempo quería invitar al sujeto con el que había tropezado y que de alguna u otra forma, al parecerle un buen sujeto, ya le había caído bien a primeras instancias, aparte, le causaba un poco de curiosidad el como podría ser la vida de un caballero..

Bueno, al menos su distracción no había sido provocada por el cuerpo voluminoso de alguna mujer caminando por las calles de Danafor, si eso hubiera pasado de seguro era él impactándose contra más personas o en definitiva pasandoles por encima, ya que su cabeza se abría girado para satisfacer su perversión por las curvas femeninas. Al contrario de eso, ahora estaba frente a un rubio que parecía estar contento por encontrarse con un caballero en las calles de Danafor, y eso es realmente positivo para él, para su noble orgullo de caballero, sobre todo porque no lleva puesta una portentosa armadura que lo haga destacar por sobre los demás... solo se ve como una persona “normal” caminando por las calles, un joven leñador que puede ir o no rumbo a su trabajo.

¡Oh! Un alma perdida a la que le puede prestar ayuda y es que al escuchar esa palabra mágica, Azael inmediatamente se inclinaría un poco mientras ponía la diestra sobre su barbilla y dejaba en claro que era todo oídos en la situación que acontecía. ¡Oh! Un hombre perdido en busca de alcohol, eso es algo en la que definitivamente puede ayudar y será fácil notarlo ya que su sonrisa se comienza a hacer cada vez más grande, a tal punto que en su cabeza ya se estaban apareciendo esas enormes jarras de cerveza que tanto le gusta. ¡Oh! Ante la petición final no hizo más que soltar una carcajada para luego darle un golpe en el brazo derecho como si fueran viejos amigos -¡No hay problema!- Más carcajadas que llamaban la atención de todos en el lugar -¡Conozco la taberna perfecta para ti!- Sin más, se giraba de golpe y con su caminar de coloso se abría paso a través de las personas mientras alzaba su diestra para indicarle al forastero que lo siguiera.

Un caballero amante de la cerveza lo llevaría hasta una enorme taberna con aires de antigüedad, su umbral principal era colosal, como si aposta estuviera construido así para que los hombres muy grandes entraran. Una vez dentro se podría ver su decoración al más puro estilo de la guerra... escudos, espadas y yelmos colgados por doquiera, de diferentes tamaños y materiales -Aquí puedes descansar todo lo que quieras, en el piso de arriba tienen habitaciones y en la barra encontraras los mejores bebestibles de Danafor, ¿Quieres algo? ¡Yo invito!- El gigante se movía rápido entre las mesas y cuando llegaba a la barra ya le tenían servida su jarra “de siempre”, una que estaba rebalsada de cerveza y se empinaba como si no hubiera mañana.

Azael atento había prestado mucho la atención a la ayuda solicitada de Anheru, hombre....Pero sí sé le veía tan entusiasmado que Anheru con la emoción de escuchar la aceptación y confirmación del pelinaranja terminó por contagiarse de las carcajadas de Azael, sí....Definitivamente habían llamado la atención de la gente a su alrededor que los miraba, pero no parecía más que un encuentro de viejos amigos los cuales estaban felices de encontrarse, sí supiera la gente que era primera vez que ambos sé cruzaban, pero vaya que sé habían llevado bien desde un principio.

-¡Genial me gusta esa actitud!- Dijo Anheru sonriente, el pelinaranja en aprobación había chocado su puño de forma amigable en el brazo del pelidorado, ya podía imaginarse tomando de aquel néctar al que había estado buscando durante horas y horas sin logro alguno, -¡Está bien! lo dejo en tus manos- Dijo El joven con una sonrisa de mejilla a mejilla mientras seguía al hombre de tamaño colosal el cual sé abría paso entre la gente para llegar a su destino.

Al llegar al lugar, no pudo parecerle un lugar un tanto....¿Nostálgico tal vez? probablemente, ya que los aires que daba era de época antigua, le recordaba mucho a las tabernas que había visitado ¿hace unos 100 años? y quizás unos cuantos más, pero con tan sólo ver la parte de afuera ya le parecía un lugar espectacular....

Al entrar el sitio la emoción aumentó más, puesto a que el lugar tenía esos aires de antigüedad y al mismo tiempo con una arquitectura colosal, definitivamente un lugar hecho a medida para todo tipo de persona que allí fuera. Azael no tardó en hablar a lo que Anheru asintió mientras escuchaba sus palabras, realmente no había venido a dormir o algo por el estilo, más bien su meta de descanso en esta pasada era tomar todo lo que fuera posible hasta que ya le tocara partir -Aceptaré tú invitación a la barra, pero la segunda ronda la invito yo, sí estás de acuerdo- Siguió al pelinaranja hasta la barra y procedió a sentarse a su lado, la jarra de cerveza que fue traída a Azael hizo brillar los ojos de Anheru, sí....Definitivamente eso era lo que buscaba -Wow! En definitiva tomaré una de esas- Una vez traída su jarra de cerveza la alzo mirando hacía el pelinaranja mientras que exclamaba -¡Salud! Buen caballero, que de no haberme topado contigo estaría aún dando vueltas por la ciudad sin fin alguno- Acto seguido tomó un gran sorbo de la jarra como sí de agua sé tratase.

“La segunda ronda la invito yo”, eso definitivamente es algo que le parecía muy bien, ya sabes... los humanos son seres que ven muy bien el “hoy por ti, mañana por mi” y Azael en particular lo emplea a la perfección, aunque sus acciones nunca las realiza pensando en que va a recibir algo a cambio, pero si se prepara para devolver la mano cuando a él lo ayudan, es un tanto extraño de afrontar pero es su forma noble de ser, un caballero de corazón puro que aun no es alcanzado por la corrupción del mundo... y quien sabe, quizás jamás sea alcanzado y termine convirtiéndose en una luz guía para un mundo de oscuridad.

Uff encontrarse un buen bebedor que con un tamaño reducido sea capaz de empinarse la misma jarra que Azael, eso realmente es impresionante y el gigante no hacía más que mirarlo impresionado justo antes de corresponder a ese “¡Salud!”, un buen inicio de trama que recibe con una sonrisa de oreja a oreja mientras escucha la gratitud de Anheru, cosa que por cierto le llena el doble de orgullo y felicidad, mira que ayudar a las personas en Danafor es lo suyo, pero siempre va a estar contento de ayudar a los forasteros y que se lleven una buena impresión de su aldea, si importar si ese forastero es alguien que sea de temer o no, mientras no demuestre lo contrario para Azael es un hermano.

-Entonces me alegro mucho de que chocaras conmigo, no me gustaría que alguien nuevo este perdido por las calles de la ciudad- Un enorme trago volvía a ser saboreado y con fuerza la jarra se impactaba contra el mesón salpicando algunas gotas de cerveza por el lugar -Y dime, ¿Que te trae por la ciudad real de Danafor?- La mirada de Azael era la de un detective muy amable, y es que a decir verdad es parte de su trabajo aun cuando se siente en completa armonía con el forastero -¿No me digas que quieres unirte a los caballeros?- Una idea bastante alocada que acaba de cruzar por su cabeza, aun cuando la gran mayoría de personas que suelen ir para unirse a una facción es para con los caballeros sagrados, los más famosos de todos los reinos pero no por eso los más fuertes.

Su recorrido por la ciudad real aunque había comenzado con el píe izquierdo, ahora no era más que un buen momento de disfrute, a su lado le acompañaba un valeroso y noble caballero el cual Anheru claramente podía ver que era un humano completamente libre de mal, eso para Anheru era algo de lo mejor, después de todo desde hacía ya mucho tiempo no sé encontraba con muchos humanos como él...

El gigantesco hombre tomaba un trago de su jarra mientras que preguntaba con curiosidad, tratando de entablar conversación a lo que Anheru respondió -Pues, hace mucho que llevo viajando de aquí para allá por diferentes sitios y decidí hacer una pequeña parada en esta hermosa ciudad, he ido por muchos lugares asistiendo a personas que necesitaban de un poco de ayuda y hoy decidí salir un poco de la rutina y terminé haciendo pausa aquí- Acto seguido tomó de su jarra la cuál tenía un tamaño descomunal, fácilmente podían tomar dos personas de una sola y no quedar insatisfechos -Y pues....¿Convertirme en un caballero? no lo había pensado realmente, aunque no te niego que me da un poco de curiosidad el como emplean su fuerza para ayudar a los demás y defender a la gente, pero realmente no creo que ser un caballero sea lo mío, después de todo para serlo necesitas ser capaz de proteger a todos a tú alrededor y eso es algo en lo que yo, ya fallé una vez...-

Suspiró y siguió -Admiro que haya caballeros que son capaces de cumplir con su rol, pero también es cierto que con el paso del tiempo han aparecido personas con rangos altos que sé valen de eso para hacer y deshacer a su gusto, no es algo que me agrade en absoluto-

Luego de vivir tantos años y moverse de un lado a otro había visto muchas cosas, eso es cierto, sé detuvo a pensar un poco y siguió -Es bueno conocer a caballeros buenos y de corazón nobles como tú, pero ya debes saber que lo que te digo es cierto, tú, a pesar de ser un desconocido ya tienes mis respetos, porque no cualquiera hace lo que tú, el ayudar a las personas e incluso, a un forastero sin dudar- Sí, eso era verdad, al pasar de los años sé había dado cuenta de que en el corazón de mucha gente, existía maldad y ésto sé veía mucho entre las personas que mantenían un cargo alto dentro de los caballeros, o caballeros sacros, pero eso era compensado por la gente como Azael, que no dudaban en ayudar y usar su poder sólo con este fin.

Sé detuvo a mirar la jarra mientras le daba una vuelta leve y levantó su rostro mirando al pelinaranja -Ahora me toca a mí ¿Hace cuánto que eres un caballero?-

Interés en su máximo esplendor, eso es lo que se ve reflejado en el rostro del joven caballero que no deja de ver a los ojos de Anheru mientras este le habla, demostrando en todo momento que sus palabras están siendo escuchadas aun cuando cada tanto elevaba su enorme jarra y volvía a atiborrarse de esa deliciosa cerveza que incluso caía por la comisura para terminar adornando su camisa… nada nuevo y nada que pudiera molestarse, así que ni siquiera lo tenía en cuenta.

Oh… un orgullo recorrería su ser al escuchar que el forastero admira a los caballeros, aun que su cabeza ya estaba intrigada en saber que era eso en lo que había fallado con anterioridad, ¿Quizás sería una pregunta muy personal meterse ahí? Posiblemente, pero una pequeña falla en la forma de ser que tiene Azael es que no conoce o más bien, siempre ignora ese limite de lo “personal” cuando se trata de ayudar a los demás, es como si a la fuerza intentara reparar todo el daño que tiene un alma sin importar que ya sea algo perdido en el tiempo y se allá vuelto irreparable.

Imposible negarle a sus palabras, es cierto que existe maldad en Britannia y por eso Azael se unió a los caballeros, aunque también es cierto que él piensa en poder cambiar la forma de ser de aquellas personas… no existe tal castigo como la muerte para quienes hacen mal, debe existir una forma de conseguir el arrepentimiento y purificar sus corazones para que se conviertan en buenas personas, o al menos eso es lo que piensa y lo que tienen en mente para su futuro.

Muchas dudas con respecto a Anheru le invaden pero al parecer es turno del forastero hacer sus preguntas y así lo deja claro con una bastante simple -Jejeje- Suelta una pequeña risa antes de tomar un enorme sorbo y prepararse para responder -No me falta mucho para cumplir dos años dentro de la facción- No tenía problema en dejar en claro que se trata de un novato, sobre todo si tomamos en cuenta que antes de entrar se requiere un entrenamiento previo y Azael cuenta ese tiempo dentro de su respuesta. Ahora… no dejaría espació para nuevas preguntas, al contrario, su mirada se pondría un tanto sería y golpearía la mesa al dejar caer la jarra demostrando que estaba vacía -Dijiste que ya habías fallado en ayudar a alguien… ¿No habría problema de que hablaras un poco más sobre eso?- Parecía un poco más serio de lo normal y es que realmente le interesa algo de esa índole, a fin de cuentas la superación de problemas es lo que hace a un buen caballero, no los éxitos constantes que terminan alimentando y corrompiendo el ego de muchos.

Luego de haber hecho su pregunta, el rubio levantó la jarra y había tomado un trago largo, dejando así tan sólo un último trago para acabar con el contenido de la jarra, la conversación apenas comenzaba, Azael quien en todo momento sé mostraba atento al hablar de Anheru, procedió a responder la pregunta hecha por el rubio.

Anheru al escuchar su respuesta sólo asintió mientras afirmaba -Ya veo...Así que dos años ya...- Mostró una sonrisa mientras que notaba como ambas jarras estaban casi vacías, ambos personajes tomaban de sus jarras como sí de agua sé tratase, eso sí que era beber......La cosa cambiaría su atmósfera de un momento a otro, Azael quien en un último trago vacío su jarra, cambió su mirada y su expresión a una más seria, sé le notaba completamente diferente a como había sido hasta ahora, parecía haber sido enganchado con cierto hecho que Anheru había soltado sin pensar..

-Emm, bueno, realmente no hay problema- Dijo mientras que su expresión sé volvió de una sonrisa alegre, a una más ¿Triste? una sonrisa envuelta de nostalgia era la única que podía mostrar, por unos segundos mantuvo eso mientras que suspiraba y cambiaba su expresión a una con un aire más serio, levantó su jarra y terminó con ella -Pero primero lo primero- Le hizo seña al cantinero y le pidió que llenara nuevamente sus jarras, no podían darse el lujo de seguir su charla sin ese nectar de Dioses del que habían estado tomando.

El cantinero no tardó en traer ambas jarras y Anheru levantó la suya y tomó nuevamente -Bueno Aza, no es algo que le haya contado a mucha gente realmente, pero ya que te has interesado, te contaré...- Suspiró y comenzó a mirar el líquido de la jarra mientras hacía un leve recorrido entre sus recuerdos. -La razón por la que te dije que ya fallé una vez, es porque fue así y no fue a una sóla persona, no, fue a muchas que en mí confiaron.- Dijo mientras hacía una pequeña pausa -Yo, que desde joven tuve el deseo de ayudar a todos por igual siempre y cuando lo merecieran, de salvar, de proteger, perdí a muchas personas que me acogieron y me quisieron como sí fuese parte de ellos, como sí fuese de su propia familia...-

Suspiró levemente y siguió -Verás, en mi clan muchos de mi colegas tienden a ser muy preferenciales con ciertas razas y tienden a tachar a personas buenas, sólo por ser de otra raza. Existen unos cuántos, que seas del clan que seas, te menosprecian por no ser de nuestro clan y yo verdaderamente no apoyo eso. De cierta forma, soy un desertor entre los míos, puesto a que siempre mantuve una ideología de proteger a quien lo necesite, seas quien seas y del clan que seas, yo no me guío por etiquetas, tuve muchos conflictos hasta que decidí partir y valerme por mi cuenta en solitario-

El rubio trataba de dar un pequeño resumen de lo que había sucedido, no planeaba extender tampoco mucho la historia, puesto a que no quería terminar por aburrir a Azael -Y pues, luego de viajar por un tiempo de un lado a otro, terminé viviendo en un pueblito, personas que sin saber quien era yo me acogieron y me permitieron vivir como uno de ellos ahí, conocí a esa generación, vi como perecieron, como la siguiente generación creció y maduró hasta que pereción también e incluso pude conocer a sus nietos, que a pesar de la cantidad de años transcurridos no notaban ningún cambio en mí, no me juzgaron ni miraban de diferente forma- Hizo una pausa y tomó un sorbo de su jarra y siguió

-Estuve con esas personas viviendo y ayudándoles en muchas cosas, antes de yo llegar allí los bandidos tenían a las personas allí con un gran miedo, cuando llegué y noté esto, me enfadé tanto que barrí con ellos y nunca más volvieron, luego por varios años todo fue tranquilo, un día, quizás por aburrición decidí hacer un viaje largo, para ayudar a personas de otro lugar y conocer más Brittannia, pero luego de unos años al regresar....Lo único que pude encontrar fue muerte y desastre en el pueblo, las personas que yo había jurado proteger, por haberme confiado y haberles dejado solos, perecieron a manos de otros bandidos- La expresión del rubio sé volvió una de odio por unos segundos, pero pudo darse cuenta de ésto y rápidamente la cambió, no quería mostrar ese tipo de expresiones frente a alguien como Azael, quien era alguien bondadoso y libre de maldad en su ser, aparte no quería proyectar un mal aspecto así que con una sonrisa le miró fijamente y preguntó -Ahora, veamos, cuéntame algo interesante de ti, estoy seguro de que has de tener buenas anécdotas y buenas historias, cuéntame algo- Dijo mientras daba una leve palmada en el gigantesco brazo de aquel hombre, su intención era el aliviar un poco el ambiente sereno que sé fue creando alrededor de ambos, para seguir con la fiesta..

El interés por el contrario es una forma que tiene Azael de entender los sentimientos de las personas, y no, no es ese tipo de personas que esconden sus sentimientos y tratan de indagar en los de los otros para intentar completar una carencia evidente, al contrario, Azael es una montaña de sentimientos que conviven muy bien entre ellos y puede explotar en todas las aristas posibles, de tal manera que el interés de la situación va dirigida hacía otro lugar… de seguro que preguntas a donde, y es que es una de las formas en las que el noble caballero fraterniza con los demás para aferrarse a sus “sentimientos” y poder ayudarlas a sanar o al menos medio reparar cualquier ruptura en ella, ¿Acaso no es ese el trabajo de un caballero? Al menos así lo ve él y no como todos que ven en los Caballeros una especie de guardias que vagan de un lado a otro en momentos de paz.

¿Lo primero? Por unos segundos la seriedad del ambiente se perdería y los ojos de Azael brillarían como dos luceros incandescentes, ¡Su jarra se volvía a llenar! Miraba con emoción aquel brebaje espumoso y luego elevaba su enorme jarra junto a Anheru como si estuvieran brindado, ¿Por qué? Ni idea, solo lo hacían y bebía un enorme trago al unisonó. La cerveza refrescaría su garganta y el ambiente de tensión volvería a apoderarse del lugar, junto con eso Anheru comenzaría a hablar y tendría la total atención del joven caballero.

Oh… la historia invadiría de dudas al noble caballero e incluso su ceja derecha se arquearía al ver odio reflejado en el rostro de Anheru, y solo fueron unos segundos, pero bastaron para hincarle aun más la curiosidad respecto a lo que estaba pasando en su cabeza, ¿Es esto una forma de ayudar al joven… que raza es? ¡Cierto! Esa era la primera pregunta que Azael tenía para Anheru que ya había atacado con una de vuelta que obviamente sería ignorada, ¿Qué tiene Azael para contar? En su vida jamás ha sufrido realmente y aun así comprende muy bien a quienes si pasan por eso -¿Raza? ¿A cuál perteneces?- De seriedad a emoción en un abrir y cerrar de ojos, el joven caballero no hacía más que exaltarse respecto a eso -Siempre me a interesado lo longevas que pueden llegar a ser las razas, ¿Esa una bendición o una maldición? Eso también me lo eh preguntado muchas veces- Rostro de duda, una mano a su barbilla y la otra cruzándose sobre su pecho, su personalidad estaba sacando a relucir algunas emociones y todo producto de las dudas que seguían llegando.